Después de una larga espera de 10 años, Rammstein estrenará nuevo disco este viernes 17 de mayo. Hoy he tenido la oportunidad de escucharlo y me dispongo a ofreceros mi opinión.
Liebe Ist Für Alle Da había salido a la luz en 2009. Con el paso de los años se especulaba acerca del futuro de la banda germana hasta que empezaron a surgir noticias sobre su entrada en estudio. Finalmente llegaba "Deutschland", el primer single de este nuevo álbum, dejándonos a casi todos boquiabiertos. Semanas más tarde, "Radio" nos enfriaba ligeramente el ánimo con un sonido demasiado comercial y nos empezaban a invadir las dudas acerca de su inminente nuevo trabajo.
A falta de confirmación oficial, el disco está siendo considerado como un disco homónimo y supone una nueva evolución para Rammstein. Podemos decir de forma coloquial que se queda a medio camino entre "Deutschland" y "Radio". Es posible que el listón estuviera demasiado alto después de la primera muestra que nos ofrecían y aunque el disco no decepciona para nada, no alcanza la brillantez deseada.
Rammstein consta de 11 canciones con el característico sonido potente de los titanes alemanes cohesionado con toques más modernos. La anteriormente nombrada "Deutschland", "Zeig Dich", "Sex" y "Tattoo" son las piezas más pesadas con las que castigaremos nuestro cuello. "Was Ich Liebe", "Weit Weg", "Hallomann" y la balada "Diamant" aportan un toque más melódico mientras "Radio" y "Ausländer" se quedan como las dos canciones más flojas con un sonido demasiado comercial. Mención aparte merece "Puppe", la obra que más me ha sorprendido por su estructura. Comienza con una intro acústica para dar paso a la voz de Till Lindemann y una vez llegamos a la mitad de la canción, la brutal batería de Christoph Schneider estalla acompañando los abruptos alaridos de Lindemann. Para finalizar, vuelve la parte acústica del inicio junto a una escalofriante melodía en piano.
Rammstein sigue madurando a pesar de los años de carrera presentando el que posiblemente sea su disco más completo. Continúan con su estilo pesado gracias a su atronadora batería, perfectamente acompañada por el enérgico bajo de Oliver Riedel, los robustos riffs de guitarra con el sello de Richard Kruspe y las melodías de teclado a manos de Lorenz. Todo esto culmina, por supuesto, con la voz incombustible de Till Lindemann.
Este nuevo álbum era uno de los más esperados y no nos defrauda. Como he comentado líneas atrás, esperaba algo más teniendo en cuenta su primer single. A pesar de ello, el nivel expuesto es enorme. La década que llevábamos esperando ha valido la pena, por lo que le daré una nota de 9.
Si ya lo habéis escuchado, espero vuestras opiniones.
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